Existe ese día perfecto, ese día en el
que estás en el lugar preciso en el momento preciso. Ese día en el que poco a
poco te vas dando cuenta que ocurre algo especial, que vas notando, viendo y
sobre todo sintiendo, que ocurre algo, que estás a punto de vivir algo único,
especial y hermoso. No son solo, esas luces que van poco a poco envolviendo
mágicamente todo el lugar, esos tonos que parecen dibujados por una mano mágica
y caprichosa. Hacía el frente, retando al Faro o más bien haciéndole partícipe
de esa magia de colores, dorados, naranjas y rojos espectaculares, que te van
hipnotizando y no puedes dejar de mirar. Y a ambos lados, envolviéndote suave y
cálidamente, rosas, malvas y celestes. La arena sobre la que apenas te atreves
a mover, no sea que desaparezca todo, va absorbiendo esos tonos y volviéndose
caprichosamente naranja. Y te quedas absorta, sintiendo que toda esa belleza
que te rodea, esa energía que se respira, te va atravesando, y te sientes parte
de ese lugar, de esa belleza, de esa energía. Y a la vez sientes que nosotros
que a menudo nos creemos tanto, esos
seres superiores que estamos sobre el planeta pensando que éste nos pertenece,
en realidad no somos nada si no estamos en comunión con la naturaleza, con esa
energía que existe y de la que también formamos parte.
Y después de un tiempo eterno y a la vez
infinitamente corto, una vez que terminó
de ponerse el sol y solo quedaba el reflejo de una luna que brillaba más que
nunca, y las luces de un faro que parecía esa noche, más tímido que nunca como
avergonzado de la luz que él emitía, aún
tardamos un buen rato, todos los que tuvimos la suerte de estar allí ese día,
en levantarnos y comenzar el regreso. Y curiosamente, la vuelta por la
carretera del faro, que suele ser un hervidero de gente hablando animadamente,
y comentando las puestas de sol que tantas personas van a ver allí, era un
paseo silencioso, donde todos caminábamos saboreando interiormente el momento
que habíamos vivido.
Son muchas fotos las que hice ese día,
muchas de ellas muy parecidas, cambiando
solo los tonos del cielo o la arena, pero me resisto a no colgarlas por mucho
que puedan parecerse porque ojalá podías llegar a sentir algo
parecido a lo que yo sentí. Las subiré en varias entradas.
Ese día fue el
domingo pasado: 10 de noviembre de 2013
Poco mas se puede agregar.
ResponderEliminarSolo disfrutar tanta belleza.
Besos.
:))
EliminarBesos, Cheli
Sí, uno siempre sabe cuando es un día especial y distinto en su huella.
ResponderEliminarBesos
rama
Es cierto, Rama.Se sienten dentro.
EliminarBesos.
Son preciosas todas, pero el color de la arena y del cielo de la última es para morirse !!!
ResponderEliminarBesos y salud
Verdad que si?, Genín.
EliminarBesos y salud
Mandame las coordenadas GPS que me voy a vivir ahí!!!
ResponderEliminarBesitos mañaneros
jajajaja, por mí encantada, Lluna...es un buen sitio, :)
EliminarBesos de media mañana
Estar en "comuniòn, en equilibrio. Un beso
ResponderEliminarEso es lo que sentí, Fio.
EliminarUn beso, uruguaya
Qué maravila, Carmela!
ResponderEliminarSi, Laura, fue hermoso, una maravilla, :)
EliminarUn beso
Qué maravila, Carmela!
ResponderEliminar:))
EliminarOtro beso
Maravilloso cielo, deliciosas nubes! Exquisita luz! me encanta la primera con todas esas calabazas. Te deseo un buen fin de semana!
ResponderEliminar