El
espacio de los amantes
Ellos
han edificado su propia casa. Casa del aire. Casa del desnudo abierta al sueño. Han levantado su
propio puente levadizo y en la más alta torre está su sitio donde el fuego
se amiga con el agua y se confunde la
noche con el día. Ellos son sus propios atalayas dispuestos a permanente guerra
para defensa de sus altos muros. Muros que abrigan confidencias en la penumbra del silencio. Casa del secreto. Sin tiempo. No viene de antes. No mira a después. Dura. Y
mientras dura crece. Y ha venido
creciendo desde sus primeros cimientos. Imperceptible. Ni ellos
mismos supieron que la construían. Y ahora van por la casa dejando caer las
ropas y desplegando sábanas hacia la noche y ofreciendo vinos como si fueran
sacrificios a nuevos dioses de una nueva tierra. Porque han debido construir su propia casa y
tiempo y tierra. Y uno ha sido cada vez más el
otro a medida que se sumaban las piedras
a las piedras a medida que la presencia suplantaba a la ausencia. Cada
uno es el tiempo del otro. Nacen
cuando se miran. Y cuando se miran no buscan su reflejo sino esa parte de cada
uno que permanece sumergida y sólo el otro puede hacer surgir.
(de
La Casa de la Piedra Negra, 1983) de Jorge Arbeleche.
Estás muy reflexiva... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Espacios y momentos que acompañan, :)
EliminarBesos, Genín.
Incluso hacer del otro nuestra casa, nuestra protección, lo que nos salva... UN abrazo.
ResponderEliminarNuestro lugar, el lugar..
EliminarAbrazo, Darío.
Lo leí varias veces, casi con ganas de refutar algunos de los conceptos, pero no encontré fisuras. Quizá el tiempo es quien más conspira en contra del tiempo (o destiempo) propio de los amantes. Me gusta mucho el final porque es, quizá, el mayor mérito del amante la capacidad de hacer surgir esa parte de cada uno que permanece sumergida...
ResponderEliminarEse mar parece el horizonte de lo infinito...
Un beso, Carmela!
Y yo lo leí hasta que se quedó grabado en mi mente. Unas palabras que esperaban ser leídas, algo así. Quizás la clave sea simplemente, sin tiempo. A mí también, el final, de este fragmento, es la parte que más me gusta. Ser la causa o el motivo del resurgir más verdadero, más interno de cada uno. No buscarse, encontrar y provocar la esencia del otro.
EliminarUn mar, apenas despertando al día, suave, sin tiempo,...infinito.
Otro abrazo para ti, Sinuhé, el que es...y muchas golondrinas.
Magnífica imagen!
ResponderEliminarLas palabras me parecen bellas, y mucho, pero explicar el amor me parece tan ajeno a mí... ufff. Debería hacérmelo mirar. Lo sé, jeje.
Besote!
Yo creo Marga, que el amor no se puede explicar, al menos de una manera general, no crees?, más bien, cada uno lo siente a su manera y seguro que si te miras lo verás, no? jajaja seguro que si.
ResponderEliminarUn abrazo, grande
Maravilloso poema fotográfico! Besos!
ResponderEliminarPara mí Leovi, hay imágenes que componen su propio poema, y creo que para ti también.
EliminarUn beso
Susurros e intimidad. Me sedujo el texto de mi compatriota. Un beso
ResponderEliminarBuena gente la de tu tierra :)
EliminarBesos, Fio