El espacio del
encuentro
pero cuando quieren
hablar las palabras se vuelven aire alado
intentan entonces otro lenguaje con la
piel e inauguran las manos
paisajes inéditos
quedan sumergidos en la secreta red de
las caricias
su amor es jardín que crece mar
ensanchándose en círculos
concéntricos
se
miran para comprobarse reales en la única realidad que admi-
ten: la piel de uno entra
en el otro se guardan uno dentro del otro se ate-
soran se sueñan se funden
uno al otro los dos cuerpos forman otro que es
los dos y es ninguno
cuerpo nuevo del encuentro alumbrado en la dura-
ción infinita del
instante que sólo allí se nombra tres nombres responden
a tres cuerpos un cuerpo
solo para un solo nombre
(de La Casa de la Piedra
Negra, 1983; de Jorge Arbeleche)
Los nombres que se convierten en un solo nombre son más peligrosos que la marea viva. Un beso, Carmela.
ResponderEliminarCreo que si un solo nombre, responde a ese instante infinito, no puede ser peligroso, Maryshelley, solo que a menudo es inmombrable.
EliminarUn beso!!
Hace un efecto curioso: mientras leía el texto se iba moviendo el agua ligeramente, como si fuera real. La verdad es que acoplan muy bien.
ResponderEliminarBesos, Carmela.
Un poco de movimiento, no?, jajaja
EliminarBesos, Blue
Esa fusión increíble de la carne...
ResponderEliminarBesos y salud
Fusión de la piel en una sola piel, de dos cuerpos en un solo cuerpo, de dos en uno...
EliminarBesos y salud, Genín.
Bonitas hondas y exquisito poema! Besos!
ResponderEliminarBesos para ti, Leovi.
EliminarSe funden también foto y poema. Me quedo con ese tercer cuerpo...Un beso
ResponderEliminarInstante infinito que le da forma, :)
EliminarUn beso, uruguaya