Hay
lecturas y hay momentos, y a veces, ya sea por el azar, por el destino -si
es que existe-, o simplemente porque es lo que tenía que ocurrir, que un libro te
llega o tú llegas a él, en el momento preciso. No antes, porque las palabras
que te hablan desde el libro no hubieran cobrado su sentido, ni después, cuando ya el sentido de ellas no hubiera
necesitado el vehículo de las palabras. Algo así es lo que me ha ocurrido
con La
niña del faro, de Jeanette Winterson.
Un
libro, una historia, una red compleja de sentimientos, que en cualquier momento me habría gustado, -como así ha sido- pero que fuera
del ahora no habría
significado lo mismo: un viaje dentro de mí misma desde afuera y una mirada
desde dentro hacia afuera, un sentido a muchas cosas y cosas que cobran su
verdadero sentido. Una historia -la historia, su historia, mi historia y la
historia de la vida- que, como una tela de araña, dibuja todo un mundo de
sentimientos con un final continuo y abierto, como no podría ser de otra manera.
Junto a todo ello, palabras que se recuperan sin miedo y con ganas al
vocabulario diario: siempre, para
siempre, y otras, que se desprenden por fin del equivocado valor que le
dimos. Momentos deseados, soñados y llamados bajo la luz de un faro, que
encuentran sus verdaderos personajes en la trama de nuestra propia vida. Un
libro que te hace reconocerte en lo alto del acantilado, donde muchas veces nos
lleva la vida, pero que a la vez nos muestra la luz. Esa luz que siempre emana
del faro que la vida ha deparado para cada uno de nosotros. Un Faro que
puede estar allí mismo, en lo alto del acantilado mirando altivo al océano, o
en lo más profundo del bosque enraizado junto a un lago, o por qué no, como una
simple roca en la llanura más árida que pudiéramos pensar.
Un
libro, La niña del faro, que
para muchos, será simplemente otro libro más de la biblioteca, un libro hermoso
pero otro libro más. Y es así como debe ser, porque creo que cada uno tenemos
nuestro propio libro y solo es cuestión de tener la suerte de encontrarse en el
momento adecuado: una y el libro.
Fragmentos de La niña del faro (de Jeanette Winterson):
"Había dos Atlánticos, uno fuera del faro y otro en mi
interior. No había ninguna cadena de faros a modo de guía para el que tenía en
mi interior"
"El faro es un punto conocido en la oscuridad"
"Colgada del acantilado, atravesada por el viento"
"Jamás debes dudar de la persona a la que amas.
Pero puede que no te diga la verdad.
No importa. Dile tú la verdad.
¿Qué quieres decir?
No puedes ser la honradez de otra persona, pequeña, pero sí
puedes ser tu propia honradez.
Entonces, ¿qué debería decir?
¿Cuándo?
Cuando ame a alguien.
Deberías decirlo."
"Hay gente que dice que las mejores historias no tienen
palabras. No les criaron para ser farreros. Es cierto que las palabras se
desvanecen y a menudo las cosas realmente importantes no se dicen. Las cosas
importantes se aprenden en los rostros, en los gestos, no en nuestras lenguas
encarceladas. Las cosas auténticas son demasiado pequeñas o demasiado grandes,
o en cualquier caso nunca tienen el tamaño adecuado para encajar en el templo
llamado lenguaje.
Eso ya lo sé. Pero también sé otra cosa, porque me criaron para
ser farera. Apagad el bullicio del día a día y al principio sentiréis el alivio
del silencio. Luego, muy quedo, tan quedo como la luz, regresa el significado.
Las palabras son la parte del silencio que puede ser hablado"
"El resto de mi vida. Jamás he descansado. No he dejado
nunca de correr, he corrido tan rápido que el sol no puede dibujar una sombra
conmigo. Pues bien, heme aquí, a mita de camino, perdida en este oscuro bosque,
esta selva oscura, sin una linterna, sin nada que me guíe, ni siquiera un
pájaro."
"Estaba hablando, contando toda la historia de principio a
fin, pero oía su propia voz a lo lejos, como si procediera de un hombre que
hablara en otra habitación. Se oía a sí mismo como por mera casualidad. Era a
él mismo a quien hablaba. Necesitaba contarse a sí mismo."
"Algunas heridas no sanan jamás.
La segunda vez que la espada penetró, apunté con ella al lugar
de la primera.
Soy débil allí, el lugar donde había sido descubierta antes. Mi
debilidad había quedado cicatrizada por tu amor.
Supe cuando me curaste que la herida volvería a abrirse. Lo
supe como se conoce el destino y, al mismo tiempo, reconocí en ello una
elección."
"Nuestra historia es muy sencilla. Fui para devolverte a
los brazos de otro y te traje a los míos. Magia, dijeron todos después, y lo
fue, pero no la clase de magia que puede elaborarse."
" el mundo fue hecho para que pudiéramos encontrarnos en
él......El mundo no es nada. El amor lo formó. El mundo se desvanece sin dejar
rastro. Lo que queda es el amor."
"Gracias por hacerme feliz"
"Me quedé dormida y soñé con una puerta que se abría.
Puertas que se abren a habitaciones que se abren a puertas que
se habrán a habitaciones. Las traspasamos como un rayo, puertas de paneles,
revestidas de fieltro, encajadas, barnizadas, de acero, reforzadas, puertas de
seguridad, secretas, dobles puertas, puertas que son trampillas. La puerta
prohibida que solo puede abrirse con una llave cita de plata. La puerta que no
es tal en la solitaria torre de Rapunzel.
Eres la puerta escalada en la roca que por fin se abre de par en
par cuando la luz de la luna la ilumina. Eres la puerta en lo alto de la
escalera que solo aparece en sueños. Eres la puerta que deja en libertad al
prisionero. Eres la puertecita labrada que da acceso a la capilla del Grial.
Eres la puerta en el confín del mundo. Eres la puerta que abre a los ojos un
mar de estrellas.
Ábreme. Ancha. Estrecha. Atraviésame
Y, haya lo que haya al otro lado, no podría ser jamás alcanzado
si no es así.
Por este tú. Este ahora. Este instante capturado que se abre a
toda una vida."
El texto es de otra. Pero las fotos son tuyas.
ResponderEliminarY aunque siempre creo que es imposible superar lo ya enseñado, tu lo consigues una y otra vez.
Y llegas siempre en el momento justo, con los ojos precisos.
Es que, María Jesús, hay que reconocer que el sitio es una preciosidad!!. Es un sendero que se llama La Garganta de Puerto Oscuro, un sendero de apenas 2 Km en el Parque Natural de los Alcornocales de la Sierra de Cádiz, un paseo entre alcornocales y acebuches, arroyos y algunas pequeñas lagunas como ésta, repleta de ranas y sapos.
EliminarMe alegra que te guste.
Un abrazo.
Seguramente era el momento de encontrarte con las palabras escritas de Winterson. Bellísimas las fotos. Un beso
ResponderEliminarEso creo yo, Fio, el momento, ni antes, ni después, :)
EliminarUn beso, uruguaya.
Me gustan las palabras de la entrada, pero mi debilidad es con tus fotos, siempre me sorprendes gratamente :)
ResponderEliminarBesos y salud
Pues que sepas que me alegra sorprenderte y si es gratamente, pues mucho más :))
EliminarBesitos y salud, Genín.
Qué placer tan grande cuando se producen esos encuentros entre uno y un libro que llega a nosotros en el momento oportuno, un texto que nos interpela, que parece hablar por nosotros. Borges, en el prólogo a una colección literaria llamda "Biblioteca personal" dijo: "Un libro es una cosa entre las cosas, un volumen perdido entre los volúmenes que pueblan el indiferente universo, hasta que da con su lector, con el hombre destinado a sus símbolos. Ocurre entonces la emoción singular llamada belleza, ese misterio hermoso que no descifran ni la psicología ni la retórica."
ResponderEliminarMe atraen mucho el escenario de la novela y sus protagonistas. Seguramente buscaré a a esa niña del faro, a ver qué tiene que decirme.
Un abrazo
ps: en las fotos se puede oír el silencio.
Que hermosas las palabras de Borges, y que ciertas, Betina. ".......ocurre entonces la emoción singular llamada belleza", no las conocía, gracias por acercármelas.
EliminarSeguro que te gusta el libro, Betina, te hablará seguramente de otra manera, pero seguro que tiene algo que decirte tan hermoso como me lo dijo a mí.
Tienes razón sobre el silencio, sabes, era infinito y te abrazaba....
Un beso.
Bon dia, Carmela!
ResponderEliminarMe encantó "La niña del faro" cuando lo leí y me encantan tus fotos cada vez que las veo.
Bon día, Laura. Me alegra verte y me alegra saber que te gustó el libro y también saber que te gustan las fotos. La verdad, como le decía a María Jesús, era difícil no sacar fotos hermosas de un lugar tan hermoso.
EliminarUn beso.
Pues otro que tendré que sumar a la montaña de pendientes... jajaja, uffff, no sé yo cuando conseguiré ver esa montaña medianamente despejada.
ResponderEliminarY sí, estoy contigo, hay libros que son el momento preciso y tan ajustados a nuestra piel de ese ahora que más que libros podrían ser chaqueta, camisa, abrigo... tú ya me entiendes, jeje. Incluso una de nuestras visceras.
Y me llevo tus imágenes, pues eso, como casi siempre. Y tan contenta.
Besos!
ahhhh jajajajaja tú me añadiste uno, te acuerdas, que estoy terminando y que tambien me está gustando mucho. Desde otra pespectiva, eso si, un libro que disfruto: Zadie Smith, Sobre la belleza y como bien describías la disfunción entre vivir y sentir.
EliminarYa sabes que puedes llevarte todo lo que quieras, :)
Un abrazo!!
Exquisitos reflejos!!
ResponderEliminarBesos!
La verdad, Leovi, es que es un lugar precioso, tranquilo, silencioso y con un encanto increíble.
EliminarBesos.