A veces, el despertar lento de la luz del amanecer, sin buscar ni explicar, acumula nostalgia y el ayer vuelve por un momento e irremediablemente, volvemos a él.
Caprichoso vaivén del tiempo, donde ese ayer, sostenido por un hilo frágil, pasa con sigilo, desnudo de luz y quebrando el aire. Recuerdos y olvidos concretos. Instante estático e inerte donde la única sinfonía posible es la del silencio.
Pero tan solo necesitamos un instante de serenidad y la caricia de una leve brisa que se lleva consigo la nostalgia para volver a ese momento mágico donde la luz plena y el azul del cielo se besan con el azul del mar. Y de fondo, las variaciones melódicas de una trompeta.
Chet Baker Late night jazz