Hay momentos que, ante tanta belleza e inmensidad, una podría esperar sentirse pequeña e insignificante y, sin embargo, la sensación que nos embarga y recorre es la de ser parte de tanta maravilla y ser un todo con lo que nos rodea y abraza. Y lo único que queremos es, sentirnos “ahí y ahora”, en ese especial momento, siendo conscientes de que es algo único e irrepetible y que formará ya, para siempre, parte de nuestra existencia. Y, simplemente, queremos ser parte de ese momento desde nuestro yo más íntimo y personal, amén de todo lo demás que pueda ocurrirnos.
Ser consciente de esos momentos especiales que nos ocurren es un privilegio que nos hace ser mejores, al menos yo lo pienso y siento así.