En el aire, un tibio color que murmura en rojo, los versos que te soñé, mientras éstos aún bailan sobre las hojas mecidas al son de la brisa.
Un penetrante color miel envuelve todo mientras desde las mismas entrañas de la tierra, resuenan los versos que, antes de caer y besar la tierra, crecieron sobre las hojas del viejo árbol: testigo mudo, de lo que muchos corazones enamorados, sintieron durante tantos atardeceres sentados en el banco de piedra.