jueves, 24 de marzo de 2016

Los susurros de las olas.


Qué difícil. 
Cómo decirte o explicarte.
Quizás, si pudieras oír los susurros de las olas
o los aleteos de mariposas que sobrevuelan mis sueños
repletos aún de llamas dulces inapagadas
y comprobaras, cómo entre los pliegues de mis recuerdos
aún permanece un resto de extrema quietud,
un matiz suave de felicidad
justo cuando asoman tus ojos sobre el mar,
que permite que vuelva, 
y sólo por un instante,
aquello que admiré
que amé,
comprenderías que eso me es suficiente
para correr el riesgo, 
para no dejar de confiar,
para creer en el frescor penetrante e imparable
de nuevas mareas que abracen la orilla.
Porque es así la vida.