Cuenta una leyenda del
lugar, que en la orilla, entre el mar profundo y la arena y como siempre en
bajamar, puedes observar cómo su cuerpo, desnudo ya por tanto oleaje
sufrido pero aún esbelto y altivo, se eleva sobre la inmensidad del
mar para otear el horizonte por si decide regresar. Y cómo, con cada nueva pleamar vuelve a quedar sumergido, pero siempre firme en sus raíces para volverse de nuevo
a elevar.
Maravillas de la naturaleza.
ResponderEliminarHay tantas...
EliminarUn abrazo
Curioso este árbol en el mar, muy curioso.
ResponderEliminarLa leyenda de lo que lo has rodeado es preciosa.
Un beso, Carmela.
Curioso, verdad?, pues ahí estaba :)
EliminarTiene toda la "pinta" de estar ahí por un por qué muy especial, no?, jajajaja me gustó pensar que esperara a alguien.
Un beso, Isabel
La madre naturaleza nos trae esas maravillas... besos
ResponderEliminarAsí es, Abril, nos rodean...
EliminarUn besazo
:)
ResponderEliminarBesos y salud
:) :)
EliminarBesitos y salud.
Bonita fotografía, y no sólo del árbol, Carmela. Con esa belleza y gusto con que captas las cosas de la vida. En este caso además con leyenda incluida.
ResponderEliminarUn gran abrazo.
Gracias Ernesto, por tus palabras y me alegra que te guste :)
EliminarUn abrazo
Y así toda la eternidad.
ResponderEliminarEs poético.
Besos.
Marea tras marea...
EliminarUn abrazo, Toro.
Me gusta este maravilloso poema fotográfico con toda su exquisita naturalidad.
ResponderEliminarBesos!
Habla por si solo, verdad?
EliminarUn beso, Leovi