lunes, 4 de octubre de 2010

Animalillos atrapados en la mente

                                          



A veces los recuerdos le asaltan. Una palabra, una imagen, un sonido, avivan esa parte tan suya, esa que tiene guardada, en lo mas profundo de su alma. En ocasiones, a pesar del tiempo que ha pasado, se descubre
pensando en todo aquello que vivió. No puede y no quiere olvidar, no quiere renunciar a ningún recuerdo de su pasado, ese pasado tan breve y tan corto en el tiempo que tiene.Y se dice que el camino correcto es aceptarlo y seguir hacía adelante. Es la imposibilidad de conseguir entender muchas cosas pasadas lo que le estruja el corazón . A veces cuando cierra los ojos y se aísla de todo, siente en lo mas hondo de ella las cicatrices que dejaron todas aquellas palabras. Entonces se juro a sí misma que no volvería a esperar nada de nadie, solo de ella misma, que amaría y viviría  sin esperar ya encontrar lo que por unos momentos logro rozar. Esa puerta de su alma que una vez abrió, la cerraron de golpe y no volverá a abrirla. Sabe que no puede permitirse un nuevo portazo. Solo quiere vivir lo que en cada momento llegue, volcarse en ello pero sin esperar nada. Quiere saborear a fondo todos los momentos a los que le lleve la vida, pasar a través de ellos y no de soslayo como antes hacía. Ahora, ella misma, es ya  una prioridad en su vida. Y todo sigue su curso. Se acopla a lo que la vida le ha deparado y no quiere cuestionarse nada mas. Ya no intenta entender lo que su corazón no entiende, le dio demasiadas vueltas sin llegar a nada. Acepta aunque no entienda. Acepta, pero no porque no pueda asimilar -que sí podría-, todo lo que le arrojaron a la cara, tomar lo que era cierto y olvidar lo que no lo era. Acepta, porque aunque crea que  fueron injustas muchas palabras y acusaciones , no quiere violar  ningún espacio y aunque para ello tenga que no hacer caso a su instinto natural, a su zapatazo y a lo que el corazón le pide,acepta. Y acepta porque sobretodo su corazón quiere de verdad. Pero en ese aceptar y seguir andando  hay días, en que como hoy, se revuelve en el recuerdo y  se deja sentir la tristeza, la deja estar y la escucha. Aprendió que es bueno hacerlo. Aprendió a dejar espacio a todos sus sentimientos, a no cuestionarlos. Aprendió a aceptar y a querer a todas sus yo, a todas sin excepción. Todo está bien, se repite mil veces, pero los sucesos no entendidos, las respuestas no encontradas, las ilusiones truncadas , la pérdida de  fe en el alma humana, las palabras recibidas y las no escuchadas, y otros tantos, tantos animalillos mas que se encierran en su mente, le provocan grandes dudas en su alma. Hay días que no puede con su ausencia.

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