en el preciso instante en que
comprendemos que el fuego arde sin
consumirse
cuando escuchamos lo que nos dice
el cuerpo tras la lectura, siempre clara,
del lenguaje
inalterable del deseo escrito en cada página,
página tras página
cuando, navegar sin rumbo la
periferia de tu cuerpo, era antes,
y ahora la única meta es
llegar y habitar-te.
Y cuando todo eso, es en ti y está en ti.
Inalterablemente, inamoviblemente acomodado en ti
Que fuerte debe de ser sentir así... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Sentirlo, identificarlo y saber que es y está gire como gire el mundo, Genín.
EliminarBesitos y salud.
Arde sin consumirse, que buena imagen.
ResponderEliminarEsos fuegos son a los que vale la pena arrimarse.
Arder es fácil, Guille, pero mantener viva esa llama es lo que marca la diferencia.
EliminarSaludos.
Me fascina esta manera tan dulce de fotografiar el mar
ResponderEliminarAbrazos!!
Y a mí me alegra verte de nuevo, Javier.
EliminarAbrazos de vuelta para ti.
La fotografía al punto... Las palabras sentidas... El acertijo resuelto...
ResponderEliminarUn gran abrazo, Carmela.
Un acertijo que tiene respuesta en el interior de cada uno.
EliminarAbrazo grande, Ernesto.
Qué envidia... recuerdo cuando eso me pasaba a mí.
ResponderEliminarBesos.
Si lo has sentido así, Toro, tú eres quien da envidia.
EliminarEspero que estés mejor.
Besos.
A veces pasa.
ResponderEliminarBesos, Carmela.
A veces...
EliminarBesos, Blue.
Mi querida Carmela, poeta de la imagen y las letras.
ResponderEliminar¡FELICES FIESTAS! En compañía de tus amigos y familia.
Un gran abrazo.
Gracias!!, Ernesto. Tambien te deseo ¡FELICES FIESTAS! para ti y los tuyos.
EliminarAbrazos.