Y otra vuelta
que se crea a
sí misma
eterna y
pasajera
sobre la senda
azul.
Y así, vestida
de viento
y aderezada de
espuma,
oteará el
horizonte
buscando tus
velas,
y al no
encontrarte,
con el sonido
eterno
que siempre te
nombra,
se hará de
nuevo mar
confinando en
sus entrañas
la luz más
secreta
cobijo de sueños
y llave de su
eternidad,
que volverá de
nuevo
a abrir esa puerta
donde todo un
mundo
te-ansia
y te-espera.
Este poema es una preciosidad.
ResponderEliminarUn regalo para el corazón.
Te felicito.
Besos.
Me alegra que te guste, Toro. Al fin, es lo que somos, no?, olas que nos desplazamos por el mar que nos contiene y nos hace, empujadas por distintas fuerzas y qué mejor brújula que el corazón para guiarnos y marcar nuestra senda. Y qué mejor motor que nuestros sueños para hacernos resurgir y levantar, una y otra vez.
EliminarBesos, Toro.
Es precioso. Coincido con Toro. Besos.
ResponderEliminarGracias, Amapola, me alegra que te guste.
EliminarUn beso.
Que bonito... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Beso grande, Genín.
EliminarY salud.
Eres viento, mar, ola, luz. Eres Carmela, mirada libre, corazón libre, sentimiento cálido.
ResponderEliminarCreo que ya no hace falta que te diga que me ha gustado.
Un beso enorme, querida Carmela
Y yo qué te digo, :) Gracias, Isabel, eres un encanto.
EliminarOtro beso enorme, para ti!!
¡Qué belleza de poema! Siempre que leo este tipo de poesía me acuerdo mucho del mar cantábrico y de sus olas, y de lo hermoso y peligroso que es aún cuando lo ves calmado.
ResponderEliminarGracias, Holden. Debe ser hermosísimo ese mar, estoy segura de ello.El mar me fascina, eso creo que está claro, jajaja, pero sabes, me impone un grandísimo respeto, tanto cuando está clamo, cuando muestra su mayor furia.
EliminarUn abrazo, Holden.