Con
la fuerza de la claridad
el
murmullo del viento
me
cuenta al oído
algo
que ya sé,
palabras
saladas
que
se vuelven cristales.
Y a
veces me pregunto
si dentro
de ti,
en
el mismo borde
del
silencio,
recuerdas
el sonido de las olas.
Y
si algo sé ahora,
cuando
la tarde se va haciendo noche,
es que el mar
no puede callarse
y que nada conseguirá
que yo deje
de escucharle.
Una elige a quien quiere oir, escuchar. Un susurro a veces es más audible que un grito. Un beso
ResponderEliminarEs cierto lo que dices, uruguaya, el único problema es cuando esa voz que se quiere oír se ha quedado detenida en forma de diminutos cristales de sal. Pero aun así, siempre buscaremos el sonido del mar, ese que existe y ese que nunca calla.
EliminarUn beso!!
Seguro que no intentará que no le escuches... :)
ResponderEliminarBesos y salud
Seguro, Genín, el mar suena siempre y suena para todos, solo hay que querer oírlo. Y yo quiero. :))
EliminarBesos y salud.
Te leo y lo siento.
ResponderEliminarComo si estuviera allí.
Besos.
Espero que te acaricie su sonido y te sea amable.
EliminarBesos, Toro.
Palabras e imágenes… caracoles dormidos… ecos de vuelta de un largo camino que enseña que el mar no guarda silencio…
ResponderEliminarUn abrazo, Carmela.
Siempre me gusta leerte, Ernesto...ya lo sabes. Esas vueltas de camino suelen ser sendas sabias, verdad?
EliminarUn abrazo.
¡Digo que si suena... y RESUENA!
ResponderEliminarSi vieras estos días, Tracy, con el viento tan tremendo que nos acecha desde hace ya muchoooos días, cómo suena, es maravilloso su sonido.
EliminarMe encanta oírlo, como el poema que lo he leído y escuchado. Besos.
ResponderEliminarEs hermoso oírle, verdad Teresa y escucharle, escucharle desde dentro, donde realmente suena a música.
EliminarMuchos besos.
Besos. Que no se calle ese mar.
ResponderEliminarBesos para ti, Amapola. Y el mar nunca se callará, eso es seguro.
EliminarQué bello escribes, Carmela. Y la foto otra vez fantástica.
ResponderEliminarBesos
Pues a mí me alegra mucho que a ti te guste, Celia.
EliminarBesos, muchos.
Cuando se escucha el mar por primera vez ya no se puede dejar de oírlo, nos transmite paz y con su fuerza nos dota de energía.
ResponderEliminarAsí es Ilduara, ya no es posible dejar de escucharlo, sería como negarnos, y a pesar de todo, siempre avanzaremos en busca de su sonido.
EliminarBesos.
Precisamente es el mar quien te habla de quien quieres. Un abrazo.
ResponderEliminarEl mar siempre nos habla, Xan, y nos cuenta todo. Solo hace falta querer escucharlo y aceptar lo que nos dice.
EliminarUn abrazo.
Muy bonito poema. Saludos.
ResponderEliminarGracias, Estelas de vida.
EliminarSaludos.