Qué hermoso post, Carmela… Así es… Hay que adentrarse en él, porque es parte de la vida; intensa profundidad de tantas cosas por las que vivir, y sentir… Y siempre, sabiendo que habrá una luz, que nos guíe…
Bella conjunción tus letras, las fotografías y la música…
Las fotografías, con fondo… Ese silencio, esa soledad que no es… También la hora ayuda a esa comunicación.
El océano, como el mundo, como la vida, está lleno de sí mismo. Y en ellos, ella, son inherentes esas tormentas y remolinos, calmas y brisas. Claridad y confusión. Vida y muerte. Todo ello es, todo ello está, todo tiene su razón de ser… Transitarlo, aprender a transitarlo, creo que es la esencia de nuestro paso por aquí.
Lo otro… más tormentas y remolinos, más confusión, más dolor, más “sueño”… menos realidad!
Maravilloso mar el que nos presentas, siempre compañero en la vida.
ResponderEliminarGracias, Ilduara. Compañero en los buenos y en los malos momentos, como debe ser. Siempre ahí.
EliminarEn estos casos, lo suyo seria tener branquias... :)
ResponderEliminarBesos y salud
jajaja eres tremendo, Genín.
EliminarBesitos y salud.
Esa frase se me clava en el alma...y si siempre hay un faro, una luz que nos salva hasta de las más frías tinieblas...por suerte
ResponderEliminarUn abrazo salado, resalada!!!!
Cierto María, siempre hay un faro que nos alumbra.
EliminarBesos salados jajaja !!
Qué hermoso post, Carmela… Así es… Hay que adentrarse en él, porque es parte de la vida; intensa profundidad de tantas cosas por las que vivir, y sentir… Y siempre, sabiendo que habrá una luz, que nos guíe…
ResponderEliminarBella conjunción tus letras, las fotografías y la música…
Un placer y mil Bsoss!! ♥
Me alegra que te guste, Ginebra y es cierto, es necesario adentrarse y transitarlo, pero tambien es cierto que siempre hay una luz que nos alumbra.
EliminarMuchos besos para ti!!!
Así es , Carmela. Precioso.
ResponderEliminarEstoy de descanso. Aunque te lea, igual no comento.
Besos, guapa.
Gracias Celia y disfruta de ese descanso :))
EliminarMuchos besos!!
Precioso Carmela, seguro que llegaras a la orilla, sana y salva. Besos.
ResponderEliminarGracias Teresa, y sí, seguro que llego porque confío en ese faro que a todos nos alumbra.
EliminarBesos!!
Unas palabras muy hermosas, me identifico con ellas, y ademas la primera foto me transmite mucha serenidad, me encanta, un besiño.
ResponderEliminarHola Chus, me encanta verte por aquí. La primera foto para mí es eso, serenidad.
EliminarMuchos besos
Carmela, el faro eres tú.
ResponderEliminarBesos deslumbrados.
Hola, hola hola, ola, ola, ola.
EliminarEl mar se viste de olas :))
Me alegro de tu vuelta y gracias.
besos cantarinos.
Si se hace pie siempre se puede estar confiado, jaja.
ResponderEliminarBesos, Carmela.
Pero en la vida, a menudo ese pié se pierde y ahí es donde se exige la autoconfianza :))
EliminarBicos Blue.
Las fotografías, con fondo… Ese silencio, esa soledad que no es… También la hora ayuda a esa comunicación.
ResponderEliminarEl océano, como el mundo, como la vida, está lleno de sí mismo. Y en ellos, ella, son inherentes esas tormentas y remolinos, calmas y brisas. Claridad y confusión. Vida y muerte. Todo ello es, todo ello está, todo tiene su razón de ser… Transitarlo, aprender a transitarlo, creo que es la esencia de nuestro paso por aquí.
Lo otro… más tormentas y remolinos, más confusión, más dolor, más “sueño”… menos realidad!
Un gran abrazo, Carmela.
Hola Ernesto, coincido contigo en que aprender a transitarlo es la verdadera esencia de nuestro paso por la vida.
EliminarUn abrazo fuerte.