Por un instante dejar de ser la
solidez de la roca
su fuerza
su contención
y dejarse ser la fragilidad del
cristal
Permitirse la humedad de sus
fragmentos
Reposar y sentir el abrazo del agua
sabiendo que la vida continuará
ajena a nuestra presencia roca
a nuestra presencia cristal
Ojalá encuentres la paz de permitirse ser frágil incluso ante la fuerza de la tormenta.
ResponderEliminarA veces nos creemos más fuertes de lo que somos y nos exigimos más de lo que podemos, pero me temo que va en mi naturaleza. Y la roca se rompe sin la dulzura del cristal. Y sus fragmentos son secos y arañan. Y al final para qué sirve ser roca?
EliminarGracias por tus deseos y sobre todo por ese ojalá, una palabra para mí mágica.
Un beso.
Hay que conjugar el verbo permitirse, más veces de lo que lo hacemos.
ResponderEliminarCierto Tracy, cierto.
EliminarYo hoy me siento cristal y me dejo abrazar por el agua del mar que tú me mandas, cielo.
ResponderEliminarBesos.
Hermoso lo que dices. Gracias
EliminarUn abrazo
O ser alga y dejarse mecer por la corriente...
ResponderEliminarBesos y salud
También Genín. Deja-se acunar.
EliminarBesos y salud.
Date un respiro, Carmela.
ResponderEliminarLo necesitas.
Vas a petar si no.
Besos.
No creas que no lo sé, Toro. Pero no puedo.
EliminarUn abrazo.
Ser cristal es necesario, a la larga siempre es necesario. Un abrazo.
ResponderEliminarY yo lo sé, Xan. Es necesario.
EliminarUn abrazo.
Entran ganas de ser agua.
ResponderEliminarBesos.
Es la mejor sensación que existe, Amapola.
EliminarBesos.
hasta la roca más dura se deshace con los besos del mar
ResponderEliminarmi abrazo Carmela
Cuanto me alegra verte, María.
EliminarLos besos del mar son mágicos.
Mi abrazo!!
Besos Carmela.
ResponderEliminarBesos para ti, Teresa.
EliminarA veces necesitamos mecernos en brazos de una ola.
ResponderEliminarA veces dejamos de ser roca para hacernos viento contra cualquier contratiempo que en silencio besa la piel.
Un abrazo
Y deberíamos ser capaces de aceptar esa necesidad de pasar de la roca al viento, al agua, a la caricia del silencio.
EliminarUn fuerte abrazo, Athenea.
Esta foto es cruel para los madrileños: aquí hace aún un calor de la leche y ese agua está como para tirarse al mar sin pensárselo 2 veces.
ResponderEliminarY tus letras, como siempre, un placer leerlas. Un regalo para el alma.
Bueno siempre existe la posibilidad de dar un pequeño salto y dejarse caer por estos lares, :))
EliminarMe alegra que te guste, Holden.
Un beso.
Dejarse ser, mostrarse como se es. Un beso
ResponderEliminarUn beso, Fio.
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