Hay momentos que, ante tanta belleza e inmensidad, una podría esperar sentirse pequeña e insignificante y, sin embargo, la sensación que nos embarga y recorre es la de ser parte de tanta maravilla y ser un todo con lo que nos rodea y abraza. Y lo único que queremos es, sentirnos “ahí y ahora”, en ese especial momento, siendo conscientes de que es algo único e irrepetible y que formará ya, para siempre, parte de nuestra existencia. Y, simplemente, queremos ser parte de ese momento desde nuestro yo más íntimo y personal, amén de todo lo demás que pueda ocurrirnos.
Ser consciente de esos momentos especiales que nos ocurren es un privilegio que nos hace ser mejores, al menos yo lo pienso y siento así.
Está clarísimo que los Caños de Meca son un lugar muy especial. Lo es para ti (salta a la vista) y lo es, no tengo duda, para cualquiera que pueda acercarse. En mi caso debería recorrer toda la diagonal de la península. Difícil para mí a estas alturas; aunque reconozco que sería un premio que me invitaras a comer en el restaurante La Quilla. En fin; quizás en otra vida. Cuídate.
ResponderEliminarEnmudezco ante tanta belleza.
ResponderEliminarTus fotografías son magníficas, arte puro, un alegato para que cuidemos con mimo ese entorno.
Tienes una sensibilidad exquisita.
Un beso.