A veces, el despertar lento de la luz del amanecer, sin buscar ni explicar, acumula nostalgia y el ayer vuelve por un momento e irremediablemente, volvemos a él.
Caprichoso vaivén del tiempo, donde ese ayer, sostenido por un hilo frágil, pasa con sigilo, desnudo de luz y quebrando el aire. Recuerdos y olvidos concretos. Instante estático e inerte donde la única sinfonía posible es la del silencio.
Pero tan solo necesitamos un instante de serenidad y la caricia de una leve brisa que se lleva consigo la nostalgia para volver a ese momento mágico donde la luz plena y el azul del cielo se besan con el azul del mar. Y de fondo, las variaciones melódicas de una trompeta.
Chet Baker Late night jazz
Me sumerjo en tus fotos tanto como en tus palabras. Es un placer.
ResponderEliminarMe uno al comentario de Tracy.
ResponderEliminarUn beso.
El vaivén del tiempo lo siento cada vez más intenso.
ResponderEliminarHoy he visto salir el sol del agua mientras hacía ejercicio... a las 6:20 ha salido, rojo como un tomate, luego se ha vestido de amarillo.
La playa a esa hora es mágica.
Besos.
Que bien me ha sentado hoy, especialmente, tu entrada, esa paz que emiten tus palabras y la imagen, el café lo he puesto yo, me ha ayudado a parar el tiempo. Abrazos
ResponderEliminarEs que ya descontamos mas que contamos por eso vienen todos esos recuerdos, pero está bien, porque los hemos vivido, y si es con la banda sonora de Chet Baker y esas luces del amanecer, que más se puede pedir que estar vivo.
ResponderEliminarBeso.
¡Ahhh! y sobre todo con unos ojos nuevos...
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