Mostrando entradas con la etiqueta Zamora-Ourense-Salamanca-enero-2023. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Zamora-Ourense-Salamanca-enero-2023. Mostrar todas las entradas

domingo, 19 de marzo de 2023

Las Aceñas de Olivares (Zamora)

Río Duero a su paso por Zamora y, al fondo, el  Puente de Piedra


Puente de Piedra, Zamora, Siglo XII 
Este puente une el centro de la ciudad con los barrios situados en el margen opuesto del río Duero. Es el más antiguo conservado y durante muchos siglos fue el único paso del río en la ciudad. Cuenta con dieciséis arcos apuntados que cruzan una de las zonas más anchas del río Duero. 
A pesar de las numerosas transformaciones llevadas a cabo a lo largo del tiempo, el Puente de Piedra sigue siendo de estilo románico, formando parte de la Ruta del Románico de Zamora. Desde sus inicios fue punto de acceso a la ciudad desde la Vía de la Plata, función que aún mantiene en nuestros días.

Tiene 16 ojos de arcos apuntados y dispone de  óculos de alivio para domesticar las envalentonadas aguas del río, crecidas tras las precipitaciones invernales y los deshielos primaverales.


Las Aceñas de Olivares

Las Aceñas de Olivares (siglo XI), se encuentran en  el barrio Zamorano de Olivares. Constituyen un conjunto de molinos de origen medieval que fueron la primera industria de la ciudad. La palabra aceña viene del árabe “as-saniya” que significa “la que eleva” para hacer referencia a las ruedas vitruvianas que elevaban el agua del rio y que ponían de esta manera en funcionamiento a estos molinos harineros de agua. Estos ingenios aprovechaban la fuerza del río para mover unas “muelas” de piedra y convertir el grano en harina.








La iglesia de San Claudio de Olivares

A pocos metros de las Aceñas se encuentra la Iglesia de San Claudio de Olivares.  Está considerada como la más antigua del arte románico de la ciudad, del siglo XII




Por un instante -infinito y finito instante- saboreo este momento que atrapado entre nubes parece fuera del tiempo -agua y cielo, blancos y azules-, mientras el río Duero se sumerge en Las Aceñas que, desde el antiguo medievo, resisten majestuosas, el embate del agua y del tiempo. 


Aguas azules fundidas con las nubes, remolinos de plata que encierran la fuerza innata del río. Agua de vida que, tras recorrer su interior, las ruedas elevan, y en su caída salvaje muelen el trigo, convirtiendo el grano en la apreciada harina, sustento de la vida. 


Y cierro los ojos y respiro ese instante  que me lleva en volandas al mismo centro del tiempo. Y me hago ritmo latiendo en su seno y me hago bruma fundida en su reflejo. Y al abrir los ojos y volver a este tiempo, compruebo, con alegría, que aún es posible percibir el aroma del secreto del tiempo.