sábado, 6 de noviembre de 2010

Espejo


                                                                            

                                                               Sylvia Plath

          Espejo
Soy plateado y exacto. No tengo preconceptos.
Cuanto veo, lo trago inmediatamente
tal cual es, sin empañar por amor o desagrado.
No soy cruel, sólo veraz:
ojo de un pequeño dios, cuadrangular.
Casi todo el tiempo medito en la pared de enfrente.
Es rosada, con lunares. La he mirado tanto tiempo
que creo que es parte de mi corazón. Pero fluctúa.
Las caras y la oscuridad nos separan una y otra vez.

Ahora soy un lago. Una mujer se inclina sobre mí,
buscando en mi extensión lo que ella es en realidad.
Luego se vuelve hacia esas mentirosas, las bujías o la luna.
Veo su espalda y la reflejo fielmente.
Me recompensa con lágrimas y agitando las manos.
Soy importante para ella. Que viene y se va.
Todas las mañanas su cara reemplaza la oscuridad.
En mí ella ahogó a una muchachita y en mí una vieja
se alza hacia ella día tras día, como un pez feroz.

Señora de ojos tristes. Hilario Camacho

4 comentarios:

  1. ¡Qué precioso poema!

    Me gusta el contraste entre la ternura que el espejo proyecta sobre todo aquello que se refleja en él en la primera estrofa, y el final terrible, la vejez como un pez feroz que nos irá devorando y aproximándonos a la muerte y su mordisco definitivo.

    Siempre me ha gustado Sylvia Plath, aunque ahora hacía tiempo que no la leía y no recuerdo haber leído este poema. Gracias por traerlo a tu casa.

    Un beso!

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  2. Hasta hace muy poco no la había leído, bueno cómo ya he comentado en otras ocasiones había leído muy poco aparte de mis tochos científcos, pero ahora que tengo todo el tiempo del mundo, o casi todo, me estoy resarciendo, y en parte es gracias a tu Blog y a otros pocos que sigo desde hace un pequeño tiempo. Es un poema que me impactó cuando lo leí. Leí otras traducciones de él, pero ésta de Cecilia Bustamante creo que és la mejor. (www.poeticas.com.ar/.../Poetas.../Sylvia_Plath.html)

    Un besote.

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  3. Precioso poema. El espejo es fiel y veraz, somos nosotros los que nos engañamos y nos podemos ver más feos o más guapos. Lo mejor es no tener luces muy directas e impedir que se nos marquen las imperfecciones. Puestos a engañarnos que sea para mejor.

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  4. El problema Leovi, es que aunque no queramos a veces las luces son demasiado directas y marcan todo lo feo. Habrá que procurar apagarlas.
    Un beso

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